marzo 28, 2024

#BringBackOurGirls: A un año del secuestro

219 adolescentes fueron secuestradas en la ciudad de Chibok hace un año por militantes de Boko Haram. Nunca fueron liberadas y su destino es incierto.

Hasta abril de 2014, Boko Haram no era un grupo demasiado conocido. Sus acciones violentas y los casi 3.000 asesinatos que entonces llevaban a su cuenta desde 2011 – la gran mayoría cristianos – no habían despertado la indignación mundial.

Sin embargo algo cambió cuando unos días después del 14 de abril, personas influyentes comenzaron a utilizar en Twitter el hashtag #BringBackOurGirls,  “Devolvednos a nuestras chicas”, para pedir una acción de liberación de las escolares.

Desde entonces, Boko Haram apareció en el mapa mundial informativo. Este grupo armado, que pretende imponer la ley sharia en Nigeria y que ha jurado lealtad al Daesh – Estado Islámico, ha matado a miles de personas, destruido cientos de propiedades y según Amnistía Internacional, ha secuestrado a 2.000 mujeres sólo en los últimos doce meses.

Las mujeres secuestradas por Boko Haram se enfrentan a circunstancias terribles. Algunas de ellas son obligadas a casarse con los soldados del grupo. Son sometidas a violaciones, palizas y asesinatos de las que intentan rebelarse. Muchas otras son vendidas en otros países de África, lo que hace imposible realizar un rastreo para conocer dónde se encuentran o qué ha sido de ellas.

Otras son obligadas a participar en la guerra que Boko Haram mantiene contra el ejército de coalición formado por cinco países, con Nigeria a la cabeza, que intenta recuperar el terreno que los yihadistas han ganado en el norte del país, sobre todo en el estado de Borno, donde se declaró el estado de emergencia hace más de dos años.

En un completo informe publicado hoy Amnistía Internacional recoge testimonios de mujeres que consiguieron escapar de Boko Haram.

Aisha, de 19 años, relató cómo la secuestraron en la boda de una amiga en septiembre de 2014 junto con su hermana, la novia y la hermana de la novia. Boko Haram se las llevó a un campo situado en Gullak, en el estado de Adamawa, donde vivían aproximadamente un centenar de niñas secuestradas. Una semana después, el grupo obligó a la novia y a su hermana a casarse con combatientes. Además, entrenaron para el combate a Aisha y al resto de las mujeres y las niñas.

“Enseñaban a las niñas a disparar armas. A mí me enseñaron también a utilizar explosivos y atacar pueblos”, contó Aisha a Amnistía Internacional”. “Nos entrenaron durante las tres semanas siguientes a nuestra llegada y luego comenzaron a enviar a algunas a realizar acciones de combate. Yo fui a una contra mi propio pueblo”, cuenta.
Aisha contó que durante los tres meses que estuvo cautiva la violaron reiteradamente, en ocasiones grupos de hasta seis combatientes. También presenció el asesinato de más de 50 personas –incluida su propia hermana- por miembros de Boko Haram. “Algunas se negaron a convertirse. Otras se negaron a aprender a matar. Las enterraban en una fosa común entre la maleza. Sencillamente arrojaban los cadáveres en una fosa grande, pero no muy profunda. Yo no vi la fosa, pero hasta nosotras llegaba el olor de los cuerpos en descomposición”.

El reto de derrotar a Boko Haram sigue presente para Nigeria y sus vecinos. En una declaración pública, el recién elegido presidente Muhammadu Buhari ha dicho que “si las chicas secuestradas están vivas, serán rescatadas”.

“No puedo prometer que las encontraremos, aunque lo desearía – dijo Buhari -. Pero sí puedo decir que mi gobierno hará todo lo posible para traerlas de vuelta a sus hogares”.

Buhari expresó que todo el pueblo nigeriano comparte “el dolor de las víctimas, sus amigos y familias ante un crimen tan horrendo”. El presidente mostró su intención de fortalecer la estrategia militar que Nigeria y sus aliados mantienen desde febrero contra Boko Haram. “Haremos todo lo posible por derrotarlos”, concluyó.